Si he de ser sincera, siempre pensé que este blog sería un
blog de una única entrada. Una entrada sobre mi ex; o mejor dicho, sobre la
necesidad de recuperarme de mi ex. Creí haber encontrado la clave de esa
recuperación y decidí extenderla a las mujeres que necesitaran escucharla
cuando ni si quiera yo quería realmente hacerme caso a mí misma. Pero sabía que
esa era la clave para salir adelante y oye, resulta que a veces una sí que se
puede dar auto-consejos (a pesar de la incapacidad que tenemos a priori para
ello). La cuestión es que decidí dejar el blog así para que quien buscara como
recuperar a su ex, se diese cuenta de que a la persona que realmente necesitaba
recuperar era únicamente a sí misma.
Han pasado nueve meses desde entonces y es curioso que lo
que me haya vuelto a traer a este blog sea precisamente lo que me hizo abrirlo
(y abandonarlo acto seguido): mi ex.
Cuando decidí pasar página y “olvidarme” de mi ex, intenté
deshacerme de todo lo que pudiera traer su recuerdo a mi mente y en ese proceso
mi sensatez me hizo quitar sus notificaciones de facebook. Lo último que
necesitaba era ver algo que pudiera hacerme más daño, y para evitar eso lo
mejor es no ver nada en absoluto. Pero con el paso de los meses dejó de
importarme todo lo relacionado con él (vamos, que me había “curado”
totalmente). Hasta que un día me entró la curiosidad… ¿qué sería de él? ¿Y si
entro en su perfil? Tenía la seguridad de que cualquier cosa que viese no
podría hacerme daño, al fin y al cabo él ya no me importaba… era parte de mi
pasado, un simple recuerdo enterrado en el cementerio de las relaciones
fallidas.
Así que decidí entrar en su página y ahí estaba: ELLA. Su –nueva-
novia. Mi “sustituta”. La que ahora ocupaba mi (antiguo) lado de la cama, la
que ahora dormía a su lado, sobre las sábanas que YO había comprado. Mi
reacción a priori fue pensar “al menos es más fea que yo”; lo que luego
corroboraron mis amigas: “Es feísima, tú eres mucho más guapa” “está gorda ¿no?”.
Y por su fuera poco, además añaden nuevas cualidades horribles a la criatura
como si la conocieran de toda la vida: “seguro que es tonta” “tiene cara de
borde, debe ser súper antipática”. Pero lo cierto es que la chica ni era fea,
ni parecía borde y seguramente, tampoco sería tonta. De hecho, si mi ex tuvo el
(buen) gusto de escogerme a mí una vez en su vida… esta chica tampoco podía
estar tan mal.
¿Por qué tenemos las mujeres esa tendencia a criticar a la
nueva novia de nuestros ex? ¿Acaso desmerecer a esa mujer nos va a hacer sentir
mejores? Es cierto que duele pensar que una persona que estaba con nosotras
decidió acabar con esa relación y ahora está disfrutando con otra persona.
Nuestra tendencia autodestructiva nos hace pensar ¿qué teníamos nosotras de
malo? ¿Qué tiene ella que yo no tenga? ¿Por qué ella y yo no? Pero la verdad es
que todas estas preguntas son completamente absurdas. Está claro que todos
tenemos un pasado; pero también un presente. Tuviste un pasado en común con esa
persona y ahora tienes un presente a parte. Y es lo natural, él ha seguido con
su vida y tú has seguido con la tuya. Él tiene una nueva relación y seguramente
tú tienes otra con otra persona (y si no es así, la tendrás, te lo aseguro). Y
es esa nueva persona la que importa, al igual que para él será “ella” la que le
importará hoy en día; cosa que no significa que ella sea ni mejor ni peor que
nosotras, simplemente es la evolución natural de las relaciones.
Es importante saber dejar el pasado atrás, saber qué es lo
que forma parte de él y aprender a que (a pesar de ser una parte de nosotras)
no nos afecte en lo que de verdad importa: el aquí y ahora.
Así que una vez asumido que esa era su nueva vida volví a
mirar las fotos de mi ex y su nueva novia tranquilamente y vi que incluso
parecían felices ¿y sabéis qué? Me alegro por ellos. Pero, sobre todo, me
alegro por mí. Sí, POR MÍ. Porque cuando llega ese momento en el que de verdad
no te importa, en el que por encima de las elecciones que hizo tu ex te valoras
a ti misma… en ese momento, sabes que estás por encima de todo lo que una vez
te dolió. Eres fuerte, eres autosuficiente y, lo más importante, eres feliz.
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